Querido rey Baltasar:
Para este año solo
necesito que alguien me escuche, nada más.
Baltasar ¿sabes
cuántas veces he tenido este pensamiento? ¿Esa sensación en donde la gente
trata de dar respuestas a mis palabras cuando lo único que necesito es que se
sienten a mi lado y me escuchen?
Es un pensamiento
habitual del siglo XXI, en donde hemos olvidado la diferencia entre oír y
escuchar. Para oír solo se necesita un oído sano, oír es pasivo, para escuchar
tiene que haber una intención y esto requiere esfuerzo. Un interés que no sólo
trata de captar palabras, sino que implica la habilidad de entender lo que la
persona está realmente expresando, entran en juego sentimientos, pensamientos o
ideas que subyacen al mero significado de las palabras.
Escuchar supone
respetar el silencio, un callarse que va más allá de no decir nada, un silencio
que implica paciencia y estar atentos con todos nuestros sentidos para poder
observar el tono de voz, el estado anímico y cualquier otra señal que surja y
así, solo así, poder comprender lo que el otro necesita. Es decir, escuchar para
comprender, no para responder.
Para escuchar lo
que se necesita es tiempo, interés y dedicación al otro, términos en desuso por
nuestra tendencia individualista, en donde lo particular y lo personal adquiere mayor
importancia que lo compartido.
Como propósito de
inicio de 2016 te pido querido rey mago, un poco de escucha, para acercarme
mejor a esas personas que realmente merecen la pena, y puede, que con un poco
de suerte me respondan de la misma manera, ESCUCHÁNDOME!
Maitane Verdejo Vicente
Psicopedagoga y profesora de Secundaria.