Solemos utilizar la palabra “Estrés” para describir
un periodo de agobio y malestar.
Una de las claves para afrontarlo, es saber que al
Estrés no hay que aprender a eliminarlo por completo, sino que, hay que
aprender a gestionarlo.
Y es que, si definimos al Estrés como lo que es:
una emoción necesaria en nuestro día a día, ya que nos moviliza, y lo más
importante, una emoción que ha garantizado nuestra supervivencia y la no
extinción de la raza humana…Digamos que visto así, el Estrés es positivo. No
implica patología.
Sin Estrés no podríamos afrontar muchas de las
situaciones que se nos van presentando a lo largo de nuestra vida: estudiar
cuando se acerca la fecha de un exámen, buscar trabajo cuando no lo tenemos,
luchar y perseverar en nuestros objetivos…
Es cuando no sabemos parar y/o cuando a este Estrés
le sumamos pensamientos y expectativas negativas cuando se transforma en
Distrés. Lo que podríamos definir como la forma negativa y desagradable de
Estrés. Acompañada por desordenes fisiológicos como: hiperactividad, tensión
muscular, problemas de sueños y alimenticios, envejecimiento prematuro…
Tres claves para no llegar a un estado de Distrés
son:
1. Aprender a PARAR: Es importante saber cuándo parar,
tomarse un descanso y desconectar de aquello que nos produce Estrés. Pueden utilizarse los parones
esporádicos durante un mismo día, momentos de desconexión, y los parones
durante un periodo de tiempo más alargado, como los periodos vacacionales. Las actividades de disfrute, ocio-tiempo libre y/o deportivas, al
aire libre, con amigos/as.. son las más recomendables a llevar a cabo
en ambos periodos.
2. Generar EXPECTATIVAS DE AUTOGESTIÓN: No es
cuestión de convertirse en un “optimista crónico” ante toda amenaza o
situación de incertidumbre, pero sí es importante, generar un equilibrio
intentando ser lo más realista posible, esto es: ver la parte de dificultad
ante la situación pero poder generar expectativas sobre qué posibilidades de gestión tenemos ante ella.
3. Reducir EXIGENCIAS: No podemos tener control sobre todo, ni
responsabilidad ante todo. Reducir exigencias es aprender a acomodarnos en un
papel secundario en las situaciones que podamos hacerlo, no queriendo
acapararlo todo y aprendiendo a delegar y pedir ayuda cuando la necesitemos.
Aplicarlo en el día a día, es decir: ¡ STOP AL DISTRÉS !
No hay comentarios:
Publicar un comentario